A pesar de que Chile ha sido la cuna de grandes genios
literarios que hoy son materia de estudio en bastantes universidades a nivel
mundial (Pablo de Rokha, Nicanor Parra, Roberto bolaños, Enrique Lihn, Gabriela
Mistral y Pablo Neruda, solo por nombrar algunos) Sorprende que en chile tengamos el impuesto
más alto del mundo al libro (19%). Con este panorama nos vamos dando cuenta de
la falta de cultura y por ende de conciencia en la cual nuestro país se
encuentra sumido, y en ese momento donde comienza el cuestionamiento de uno de
los más grandes problemas que aquejan a nuestra sociedad.
Muchos han sido los
cuestionamientos por parte del gobierno al cada
vez mas latente problema de la
sociedad chilena, según la última encuesta realizada por la UNESCO (año 2008), revela
que entre un 50% y un 57% entre los quince y los sesenta y cinco años de edad
no entiende lo que lee, y según otra encuesta que elaboró el consejo nacional de estadísticas
junto al consejo de cultura (año 2010), solo un 14% de los encuestados de
sectores más vulnerables a comprado un libro. Con todos estos datos es muy
difícil dejar de pensar que los excesivos precios por parte de editoriales y
del gobierno no estén relacionados con
las estadísticas que dejan al descubierto la falta de cultura que existe
en Chile, además del mal funcionamiento de los establecimientos educacionales
para promover la lectura, ya que está más que claro que el plan educativo que diseñó el gobierno,
lejos de incentivar a la lectura, lo único que ha logrado es generar una fobia
casi irreversible a los estudiantes. La falta de información y el escaso
resultado positivo que generan las bibliotecas públicas gubernamentales, hace
de esto un problema primordial a solucionar, y es la misma gente la cual tiene
que tomar la iniciativa, dejando a un lado los permisos, la burocracia y los
usureros impuestos, es que en muchos barrios se levantan bibliotecas populares,
las que sufren lamentablemente la persecución, en distintos niveles, de leyes
intransigentes que impiden el desarrollo autónomo social y atropellan los
variados proyectos a pesar del apoyo ciudadano que reciben estas iniciativas de
necesidad latente.
La editorial
Pluma&Mente junto con su revista ha querido hacerse presente en este tema que nos compete a todos, para
así al fin poder ser capaces de elegir
como nos educamos. Nuestra editorial tiene
como fin acabar de raíz con este absurdo de manera colectiva con un proyecto
que además de publicar gratuitamente a autores emergentes, empasta y promueve
libros de difícil acceso para la población solo cobrando materiales para así
luego financiar los siguientes títulos necesarios.
Hay que entender que
el problema educacional en Chile no es solo por parte de instituciones
educacionales, hay algo más profundo que se nos arraiga y nos impide el
desarrollo tanto cultural como intelectual. Durante la historia los gobiernos
no han sabido responder, ahora la lucha y la esperanza provienen únicamente de
nosotros mismos, a base de apoyo mutuo y a la vez autogestión es que lograremos
un real avance significativo. Ya se
acabo el tiempo de esperas, hay que comenzar a actuar ahora para que años más
tarde, la falta de conceptos y lenguaje no nos ate las manos a la ignorancia.
Nuestros
países vecinos, Perú, Bolivia y argentina tienen un impuesto al libro de 0%,
mientras que en Europa no supera el 8%.
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