"Un mundo feliz"
“-Nuestro trabajo consisten en estabilizar la
población en este momento, aquí y ahora-“
Aldoux Huxley nos
introduce en un mundo feliz explicándonos el fructífero desarrollo tecnológico
que permite la moderna fecundación humana a través de incubadoras:
En filas de
botellas, distintos huevos reciben diversos estímulos logrando así crear
distintos tipos de humanos: Alfas, betas, gammas, deltas, épsilones.
Las tres castas
inferiores son sometidas al proceso de clonación bokanovsky.
“-Un adelanto maravillo con respecto a la naturaleza,
mellizos idénticos, pero no en pares o en tercias, como en los antiguos
tiempos, cuando se dividía un átomo de vez en cuando por accidente; ahora por
docenas, por montones a un mismo tiempo. Hombres y mujeres en serie, en grupos
idénticos. Todos los empleados de una pequeña fábrica podrían provenir de un
solo óvulo bokanovskificado. ¡Noventa y seis gemelos idénticos trabajando en
noventa y seis maquinas idénticas!
Una vez nacidos (o decantados) de las incubadoras son
trasladados a los centros de condicionamiento del estado, donde a través de
lecciones los adaptan para vivir acorde a su casta, a consumir transporte, a no
malgastar el tiempo en cultura.
“Si quieres preservar tu poder indefinidamente
tendras que obtener el consentimiento de los dominados, y esto se hara en parte
por drogas. {…} Amar su esclavitud, creo que este es el
peligro.”
“Me alegro mucho de
ser un beta, los niños Alfas visten de gris. Trabajan más duramente que
nosotros, porque son más inteligentes. De verdad me alegro mucho de ser Beta,
porque no trabajo tanto. Y, además, nosotros somos mejores que los Gammas y los
Deltas. Los Delta visten de caqui. ¡Oh, no, yo no deseo jugar con niños Delta!
Y los Epsilones son aún peores. Son tan tontos que pueden leer o escribir.
Además, visten de un feo color negro, es un color asqueroso. Me alegro mucho de
ser un Beta.”
Soma:
Soma, el delicioso soma. Con todas
las ventajas del alcohol; y ninguno de sus inconvenientes. Uno puede tomarse
unos descansos de la realidad siempre que se le antoje, y luego volver sin
siquiera un dolor de cabeza o algún desajuste.
Soma,
delicioso soma, medio gramo para un día de descanso, un gramo para todo un fin
de semana, dos gramos para un viaje al Oriente exótico, tres para una sombría
eternidad en la luna; y cuando regresan se sienten a salvo en la seguridad del
trabajo.
No era
el soma un vicio; era una fundación política, era la esencia de la vida, el
perseguimiento de la felicidad y la libertad, pero este privilegio, el más
preciado por los habitantes, era un poderoso instrumento del gobierno, la
porción diaria de soma era un seguro contra la inadaptación personal.
Bernard Marx, clasificado como Alfa más, es quien lleva la confrontación de la novela. En su rebeldía, despertar y acción se desarrolla un mundo feliz.
“-Siempre
mal humorado Marx, lo que necesitas es un gramo de soma, toma una vamos, tómala, y recuerda que un gramo es mejor que maldecir.-“
“-Dicen que alguien cometió un error cuando todavía estaba envasado.-“
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“El mito de Sísifo”
Ensayo de Albert Camus que si bien enumera evidenciando una buena cantidad de situaciones absurdas, busca prioritariamente reflexionar acerca de sus consecuencias, en algunas veces hasta mortales.
“{…}
durante todos los días de una vida sin brillo, el tiempo nos lleva. Pero
siempre hay un momento en que hay que llevarlo. Vivimos del porvenir: “Mañana”,
“más tarde, cuando tengas posición”, “con los años comprenderás”.
{…} Llega, no obstante un día en que el hombre comprueba o
dice que tiene treinta años. Así afirma su juventud. Pero al mismo tiempo se
sitúa con relación al tiempo. Ocupa en él su lugar. Reconoce que se halla en
cierto momento de una curva que confiesa tener que recorrer. Pertenece al
tiempo, y a través del horror que se apodera de él reconoce en aquél a su peor
enemigo. El mañana, anhelaba el mañana, cuando todo él debía rechazarlo. Esta
rebelión de la carne es lo absurdo.
{…}
Levantarse,
coger el tranvía, cuatro horas de oficina o de fabrica, la comida, el tranvía,
cuatro horas de trabajo, la cena, el sueño y lunes, martes, miércoles, jueves,
viernes y sábado con el mismo ritmo es una ruta que se sigue fácilmente durante
la mayor parte del tiempo. Pero un día surge el “por qué” y todo comienza con
esa lasitud teñida de asombro. {…} La lasitud está al final de los actos de una
vida maquinal, pero inicia al mismo tiempo el movimiento de la conciencia. La
despierta y provoca la continuación. La continuación es la vuelta inconsciente
a la cadena o el despertar definitivo.
{…}
Lo
absurdo nace de esta confrontación entre el llamamiento humano y el silencio
irrazonable del mundo. Esto es lo que no hay que olvidar. A esto es lo que hay
que aferrarse, puesto que toda la consecuencia de una vida puede nacer de ello.
{…}
Desde
el momento en que se le reconoce, el absurdo se convierte en una pasión, en la
más desgarradora de todas.
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